Esté
jueves el presidente de Ecuador Lenín Moreno declaro el estado de excepción en
todo el país. Esto en respuesta a las protestas provocadas por los
transportadores en contra de la eliminación de los subsidios a la gasolina.
Aunque,
las protestas iniciaron el pasado martes han ido escalando y subiendo de tono
en los últimos días. Y es que todo inició cuando el mismo martes Ecuador anunció
su salida voluntaria de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo).
Esto como una medida para reducir el gasto
público sumado a que Ecuador tampoco a podía cumplir con las metas estipuladas por
está organización. La cuota fijada por la OPEP de más de 500 mil barriles de petróleo
diarios.
Por
tal motivo el gobierno nacional decretó el fin de los subsidios a la gasolina.
Además, de otras Leyes de orden tributario y laboral para así reducir el déficit
fiscal.
Dentro
de las medidas tomadas por el presidente Moreno están: eliminar los subsidios
de la gasolina Extra y del Diesel. El galón de Diesel pasó de US$1,03 a US$2,27
en tanto que la gasolina Extra cambio de US$1,85 por galón a US$2,30.
Horas después
de este anuncio el gremio transportador anunció que paralizaría sus actividades
tanto de carga como de transporte público. Sumándose al paro nacional La Confederación
de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaire) paralizando la capital Quito y
otras ciudades más como Cuenca y Guayaquil.
Los ánimos
exacerbados de los transportadores y estudiantes de las universidades se han
tomado las principales calles de Quito. Incluso, han tratado de romper las
barricadas de la Policía Nacional para llegar a la fuerza a el Palacio de
Gobierno de Carondelet.
Enfrentamientos entre manifestantes y la Policía (Foto AP/Dolores Ochoa)
Por
tal motivo se dictó el estado de excepción para permitir la libre movilización de
la ciudadanía que se ha visto afectada desde tempranas horas por la protesta. Esto
implica las restricciones de algunas libertades y permite a las autoridades
tomar bienes públicos o privados para restablecer la normalidad de las
actividades sociales.
Además,
de vigilancia extra en fronteras, refinerías, aeropuertos y edificios
gubernamentales. Con este sombrío panorama el presidente Lenín Moreno tomó una
de las decisiones más difíciles, la de tener una gasolina a precio
internacional y no regulado como la que han tenido los ecuatorianos por más de
una década.
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