México celebra la Fiesta de su patrona la Virgen de Guadalupe, aún con las dificultades de la pandemia.

Peregrinos caminan hacia la Basílica de la Virgen de Guadalupe. Ciudad de México, Agencia EFE

Vuelve la alegría, vuelven las largas procesiones en inmediaciones de la Basílica de la Virgen de Guadalupe, Patrona de México y de América. Millones de feligreses vuelven a la casa de la “morenita del Tepeyac”. Más de un año conteniendo las muestras de afecto, sacrificio y oración debido a las restricciones de la covid-19 que impidieron la presencialidad en el cumpleaños de la Virgen.

Este año es diferente en el aniversario número 490 de las apariciones de la Virgen Morena, sus hijos los feligreses emprendieron su largo caminar. Desde la madrugada hasta el amanecer, desde el 11 de diciembre muchos ofrecen sus sacrificios, le agradecen, le piden milagros.

Todos esperan que sea la medianoche para cantarle a “Las mañanitas” canción popular en México justo cuando el reloj indica que es el día 12 de diciembre. Un día único, un día especial es el cumpleaños de la Virgen del cerro del “Tepeyac”.

Muchos artistas populares le dedican canciones toda la noche, otros le ofrecen un rosario en agradecimiento o pidiendo ayuda. Otros esperan el momento de la Eucaristía. No importa el frio o el cansancio, todos llevan sus imágenes de la Virgen caminando o de rodillas, eso si todos con su gel antibacterial, vacunados y con su cubrebocas para poderla visitar.

Este año diferencia de los otros antes de la pandemia los feligreses sólo podrán acompañarla por 15 minutos. Lo suficiente para hablar con ella agradecerle, cantarle, regalarle una rosa o una oración, pedirle por algo en especial y prometerle que el año que viene sin falta allí estarán.

No importa si se es mexicano, Sur Americano, estadounidense o europeo esta Fiesta se ha extendido por ciudades y Continentes. No importa si hasta México en su ciudad capital la puedan visitar, pues aún en la distancia muchos desde sus casas la habrán de acompañar.

Como ha sucedido cada año sin falta desde el año 1531 fecha documentada por el Vaticano como su primera aparición. El día 9 de diciembre de ese año Juan Diego Cuauhtlatoatzin o simplemente el “Indio Juan Diego” caminaba al mercado de Tlatelolco, el principal centro de comercio del pueblo azteca. Cuando pasaba por un sitio conocido como Tepeyac se encontró con una mujer rodeada de una intensa luz, quien dijo que era:

"la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios".

 La tradición católica cuenta que la mujer le pidió que hablara con el entonces obispo Fray Juan De Zumárraga para que construyera un templo en ese mismo lugar. El sacerdote no le creyó a Juan Diego y pidió una prueba de lo que decía. Juan Diego experimento tres apariciones más, la última el 12 de diciembre.

Esa vez recibió la orden de subir a la punta del cerro donde encontró rosas frescas, una flor que, en diciembre, en esa época en México, no se cultivaba. Con el paso del tiempo estas rosas se convertirían en el símbolo de la “Morenita del Tepeyac”. Pues, por orden de la Virgen, Juan Diego envolvió las rosas en un ayate o manto y al desplegarlas al Obispo apareció pintada la imagen de La Virgen de Guadalupe.

Con este milagro se dio inicio a la construcción del primer templo en homenaje a la patrona de América, la Virgen de Guadalupe. En este año aun en pandemia se esperan 4 millones de feligreses.

Siendo el 12 de diciembre la fiesta oficial donde todos sus devotos llegan a ella hasta su altar, para ver y adorar a una mujer tan poderosa, que pisa la luna, se viste con las estrellas y se para frente a el sol, alumbrado a sus hijos con eternos rayos. La misma que eligió el Cerro del Tepeyac y a México, como su hogar para hacer su altar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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