Este
miércoles en la noche hora de Sur América, madrugada del jueves en Ucrania. Fue
lanzada una operación militar en suelo ucraniano desde la poderosa Rusia, esto
en palabras de su propio presidente el excoronel de la KGB, Vladimir Putin.
Quien horas antes del ataque final, anunció lo que sería la temida invasión que
ha tenido al mundo en vilo por meses.
Tres
flancos fueron los elegidos por el autócrata ruso para atacar a su vecina
Ucrania. La península de Crimea, que, aunque es territorio ucraniano, fue
arrebatada por la fuerza en 2014 por los rusos.
El
segundo punto de entrada son las dos provincias separatistas también ucranianas,
pero que reciben ayuda militar de Rusia estas son: Donetsk y Luhansk. El tercer
punto de ataque ha sido en la frontera con Bielorrusia país aliado con Rusia
que ha facilitado su territorio y bases militares para el abastecimiento de los
aviones y helicópteros rusos.
Llegando
el alba y aun en la oscuridad apareció la lluvia de misiles en la Capital de
Ucrania, Kiev. Sonido de sirenas como en el peor momento de la Segunda Guerra
Mundial, destellos en el cielo alumbraron por horas la fría Kiev.
Civiles
abandonando a toda marcha la ciudad por las autopistas buscando escapar de la
bota militar rusa. En tanto, en occidente Estados Unidos, Reino Unido y Francia
desde el Consejo de Seguridad de la ONU, en Nueva York buscaban hacer recapacitar
a Rusia por medio de su embajador sin éxito alguno.
El
llamado urgente convocado por el ministro ucraniano de exteriores, Dmitro
Kuleba que no logró detener el ataque. Mismo que sucedía mientras debatían en
el Nueva York.
Hasta el mismo secretario general de la Naciones Unidas, Antonio Guterres hizo un llamado a la calma: “presidente Putin, impida que sus tropas ataquen Ucrania, dele una oportunidad a la paz. Retroceda sus tropas, sus tanques, sus aviones a Rusia”.
Mientras,
medio mundo dormía con preocupación tras el ataque, en Ucrania amaneciendo se producían
las primeras bajas en ambos bandos. Sobrevuelo de aviones y helicópteros. Toma
de aeropuertos militares y amenazas desde el Kremlin de una peor escala de
tensiones si algún país interviene en Ucrania.
El
presidente autócrata Vladimir Putin tiene todo cubierto y mostró al mundo su
verdadero rostro. Más de 8 años preparando el ataque, una Ucrania vulnerable
pues no pertenece a la OTAN y no puede recibir ayuda militar de los 32 países
que la componen. El ataque subió el precio del barril de petróleo a US$100 lo
que favorece aún más a Rusia. Estados Unidos solo ha respondido con sanciones económicas
que por lo visto no van a frenar la embestida rusa.
Ya
en el teatro de operaciones los rusos han avanzado rápidamente tanto que
lograron capturar la central nuclear de Chernóbil. Ahora, rodeada por tanques,
los ucranianos no se quedan atrás, pues han derribado 5 aviones, un helicóptero
e impactado varios tanques. Sonido de ametralladoras, miedo y desplazamiento en
los civiles.
La guerra es un hecho y se ha extendido a lo largo de este jueves. El mismo gobierno ucraniano ha informado la muerte de 57 personas y 169 heridos, solamente en este primer día de la invasión.
El
ejército ucraniano ha recuperado varios aeropuertos militares, pero pide ayuda
de países hermanos para obtener armamento moderno para derribar aviones y tanques
rusos.
Mientras
tanto, en Rusia los pocos valientes que han salido a las calles de San Petersburgo
han sido detenidos y golpeados. Simplemente por protestar contra la invasión y
la guerra en Ucrania.
Este
es solo el principio de una guerra terrible para la humanidad, tras una
pandemia mundial. Un solo hombre con poder puede poner en peligro a todo el
planeta, solo por sus ambiciones de control y poder.
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