Agosto
ha sido el mes más duro para la Iglesia Católica en Nicaragua. Puesto que ha
tenido que enfrentar los duros golpes del dictador, Daniel Ortega. Afincado en el poder desde hace 20 años, y que
ha hecho todo lo posible para controlar todas las ramas del poder público y
cada institución a su servicio.
Ya ni la fe es respetada en esta nación, arrestos, persecuciones, prohibición de oficios religiosos, falsas acusaciones contra sacerdotes, son el pan de cada día. Varios sacerdotes solo esperan la cárcel, ni el ciudadano de a pie, ni el religioso se respetan, todos son maltratados por igual.
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, y Rosario Murillo, su esposa y vicepresidenta.
La
dictadura de Daniel Ortega y su esposa la vicepresidenta Rosario Murillo culpan
a la iglesia y sus contradictores de orquestar un intento de golpe de estado. Amparado
en esto el exguerrillero “Sandinista” ordenó el cierre de al
menos 7 emisoras católicas.
Sumado
a la orden de arresto contra un Obispo y varios sacerdotes. La policía nicaragüense
monta guardia día y noche afuera de los templos parroquiales. También, ha
cerrado medios de comunicación como periódicos, canales de televisión y varias
emisoras con larga historia en el país.
El
dictador, Ortega ya suma una nueva reelección
presidencial. Pero no le perdona a la Iglesia que ayudara y protegiera a los
protestantes. Esto durante las largas congregaciones en 2018 contra sus políticas.
Justo en ese tiempo empezaron las detenciones de los candidatos presidenciales.
Uno a uno fue fueron encarcelados hasta que sólo quedo un único candidato,
Daniel Ortega.
Mientras
tanto, otros dos sacerdotes permanecen escondidos en el anonimato. Evitando
caer en manos del régimen opresor. Esta semana, en la Parroquia Santa Lucía, en la Diócesis de
Matagalpa, no se pudo celebrar la Santa Misa debido a la ausencia de los dos
sacerdotes a cargo de la iglesia: el P. Vicente Martín, su párroco, y el P.
Sebastián López, vicario parroquial.
El Obispo de Matagalpa, Mons. Rolando Álvarez, es vigilado por policías de Nicaragua. Crédito: Diócesis de Matagalpa.
En
otros lugares se ha tenido que recurrir a la tecnología y oficiar las Eucaristías
en redes sociales. Estas agresiones se suman al arresto domiciliario al que la dictadura de
Daniel Ortega tiene sometido al Obispo de Matagalpa, Mons. Rolando Álvarez,
desde el 4 de agosto.
Pero
lo peor, del caso es el atronador silencio de su máximo líder religioso, el papa
Francisco. Desde que empezaron las amenazas no se ha escuchado su voz, ni un
solo comunicado de prensa en un mundo donde las noticias vuelan como el viento,
el representante de Dios en la tierra ha dejado a sus sacerdotes solos.
Reuters archivo papa Francisco durante una ceremonia religiosa en Roma
Con el Cristo de Espaldas sin ayuda terrenal o espiritual. Algunos critican al Sumo Pontífice, quienes hacen hincapié en que curiosamente Francisco no condena los regímenes de izquierda como: Cuba, Venezuela, México, Argentina y ahora Nicaragua. Guardando silencio desde Roma, enviando un mensaje que más que avasallador es desalentador.
Por
ahora, sólo se ha escuchado una tímida condena desde la OEA y la firma de 25 expresidentes
de América Latina y España contra el régimen de Daniel Ortega. Contrario a lo
que hizo el fallecido papa Juan Pablo II en 1983, quien condenó la revolución Sandinista
en su visita a Nicaragua.
Diciendo
“La primera que quiere la Paz es la Iglesia.” Para luego recordar el pasaje del Evangelio de Juan: “Cuídense de los falsos profetas. Se presentan con piel de
cordero, pero por dentro son lobos feroces”.
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