La
paciencia de los ciudadanos chinos parece haber llegado a su fin. Las
protestas que se iniciaron en respuesta a las restricciones por el covid en
China a raíz de un incendio ocurrido el jueves que mató a 10 personas en un
bloque de apartamentos en Urumqi, capital de la región autónoma uigur de
Xinjiang, se extendieron el domingo a la capital, Pekín, y a Shanghái.
Muchos creen que las víctimas
mortales del incendio podrían haberse salvado si no se hubieran aplicado las
medidas sanitarias que mantenían la zona semiconfinada y protegida con barreras
que impidieron a los bomberos llegar a tiempo.
Debido al cansancio de las
personas por los constantes confinamientos, También se registraron protestas
en la ciudad de Chendu (suroccidente) y en las más centrales urbes de Xi'an y Wuhan, donde se originó la pandemia de covid
hace casi tres años.
El país no había registrado
marchas tan generalizadas desde el movimiento prodemocracia liderado por
estudiantes de 1989, centrado en la Plaza de Tiananmen de Beijing y que fue
aplastado con fuerza letal por el ejército.
La mayoría de los
participantes en las protestas del fin de semana expresaron su indignación por
los estrictos confinamientos de la pandemia, una forma de arresto domiciliario
que puede durar meses y ha sido criticada por no ser ni científica ni eficaz.
Sumado a que al parecer las
vacunas manufacturadas por el régimen chino han tenido poca efectividad para
contener el virus. Muchos no han podido salir a trabajar, ejercitarse o ir al
supermercado en varios días. La basura en los edificios y zonas residenciales
se ha acumulado por semanas.
La policía vigila cada
movimiento de los confinados y hay cámaras de seguridad siguiendo cada movimiento
de aquellos que no obedecen las estrictas órdenes. Todo empeora cuando en la televisión
se observa que el resto del mundo trata de a poco volver a la normalidad. Mientras,
que en China todo continua como al inicio de la pandemia, una foto que ya
cumple 3 años.
Las quejas de los ciudadanos
no llegan tan lejos, pues el gobierno chino ha bloqueado la Internet y las
redes sociales. Sólo los videos de los canales internacionales pueden mostrar
el hartazgo de los que llevan semanas encerrados en sus casas o apartamentos.
Pero algunos también han reclamado
la salida de Xi y el Partido Comunista, que gobierna China con puño de hierro
desde hace 73 años. Esas críticas se pueden llevar a penas de prisión de varios
años. Los manifestantes expresaron su frustración por un sistema que no cumple
lo prometido ni aborda sus preocupaciones.
La política de Cero Covid no
ha sido la esperada ni por los dirigentes políticos, ni por sus ciudadanos. Ya el
alcance de los confinamientos ha hecho que la ONU, Human Rights Watch y el
mismo Estados Unidos alzaran su voz contra las políticas de Beijing.
Mientras, occidente se abre
paso a la normalidad después de la pandemia, China le cierra la puerta a sus
ciudadanos y a sus libertades.
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