Este miércoles temprano en la
mañana se informó que un avión militar estadounidense tipo Osprey se precipitó cerca
a las costas de Japón. En su interior viajaban ocho tripulantes, se afirma que
al menos una persona falleció en el siniestro.
La causa del siniestro y el
estado de los otros cinco ocupantes del avión no estaban claros de inmediato,
indicó Kazuo Ogawa, vocero de la Guardia Costera japonesa. Los reportes
iniciales apuntaban que la tripulación estaba compuesta por ocho personas, pero
el Ejército estadounidense revisó la cifra más tarde para reducirla a seis,
añadió.
Los guardacostas recibieron una llamada de
emergencia de un barco pesquero que estaba cerca del lugar del accidente,
frente a Yakushima, una isla al sur de Kagoshima, que está en la parte más
meridional de la isla principal, Kyushu, agregó el portavoz.
Entre los restos hallados en
el mar se encontraron piezas de color gris que se cree que pertenecen al avión,
que había despegado de la estación aérea del Cuerpo de Marines de Estados
Unidos en Iwakuni, en la prefectura de Yamaguchi.
Este nuevo incidente se suma a
un evento sucedido en agosto pasado en el norte de Australia. En esa ocasión fallecieron
tres marines de 23 que iban a bordo de otro avión tipo Osprey.
Este tipo de aeronaves son híbridas
con la particularidad que pueden aterrizar y despegar de forma vertical. Además,
pueden mover sus hélices hacia adelante, haciéndolas más rápidas que un avión
convencional, siendo una combinación entre helicóptero y avión.
Pese a su tecnología, este
tipo de aviones han sufrido varios accidentes en los últimos 10 años. Desde el
año 2012 se han presentado al menos cinco accidentes fatales o peligrosos en
los que han fallecido al menos 19 uniformados de los diferentes cuerpos
militares de los Estados Unidos.
Por lo que, el ejército
estadounidense suspendió temporalmente este año a todos los pilotos para que no
participaran en misiones críticas, obligándolos a completar una formación
adicional tras una serie de incidentes de seguridad.
Por lo pronto, se mantendrá en
la lupa al Bell-Boeing V-22 Osprey, fabricado
conjuntamente por el constructor de aviones estadounidense Boeing y
el especialista en helicópteros Bell, que ha dado lugar a polémicas
debido a numerosos accidentes mortales desde su puesta en servicio en 1989.
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