Este
sábado se dio el acto de juramentación de Nayib Bukele como presidente de El Salvador.
Un segundo periodo consecutivo que posesiona al actual presidente de la nación
Centro Americana como el de mayor popularidad en la región.
Con
tan solo 42 años de edad y en el poder desde 2019, goza del respeto en sus
votantes y amplia mayoría en el Congreso salvadoreño. Además, de ser el terror
de las pandillas, que ahora están tras rejas, llevando la inseguridad y la
violencia a su punto más bajo en décadas.
En una ceremonia en el
Congreso y ante la asistencia de varios líderes extranjeros, Bukele colocó su
mano izquierda sobre la Biblia que sostenía su esposa Gabriela y juró cumplir
las leyes de la nación. Luego se le impuso la banda presidencial. Iniciando así
su segunda etapa de cinco años más en el poder.
De esta forma, Bukele se
convierte así en el primer presidente de la etapa democrática de El Salvador en
ser reelegido para un segundo período consecutivo, tras décadas de dictadura
militar y una guerra civil de 12 años (1980-1992).
A la ceremonia de asunción,
que se llevó a cabo en el Palacio Nacional, asistieron el rey Felipe VI de
España, los presidentes de Argentina, Javier Milei, de Costa Rica, Rodrigo Chaves;
el secretario de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Alejandro Mayorkas y
Donald Trump Jr, hijo del candidato a la presidencia de EE. UU. Donald Trump,
entre otros.
Aunque, Nayib Bukele tiene
amplias mayorías, también tiene sus detractores. Diversos actores políticos y
sociales de El Salvador han manifestado que no reconocen la legalidad ni la
legitimidad del segundo mandato de Bukele por ser contrario a la Carta Magna.
Sin embargo, el estado de excepción
de Bukele ha puesto en la cárcel a más de 74.000 pandilleros. Convirtiendo a El
Salvador de un país peligroso a uno tranquilo y en paz.
Para apaciguar las críticas el
mismo presidente Bukele afirmó en su toma de investidura que:
“Ahora, que ya
arreglamos lo más urgente, que era la seguridad, vamos a enfocarnos de lleno en
los problemas importantes, empezando por la economía”; además,
señaló en su discurso. “La sociedad salvadoreña sigue enferma, pero
ya no tiene cáncer”, apuntó, señalando que "el país ya se curó de las
pandillas y ahora quiere curarse de la mala economía”.
Es precisamente la nueva tarea
de este segundo mandato. Mantener la seguridad y mejorar la economía. Estabilizar
los precios de la canasta básica familiar, mejorar el comercio y fortalecer la inversión
extranjera.
Solo de esta forma podrá
revalidar el 85% de los votos recibidos en las elecciones del pasado 4 de
febrero, que finalmente le dieron el boleto para un nuevo mandato.
Desde ya cuenta con el apoyo
de Argentina y Estados Unidos, este último en un comunicado señalo “Estamos
dispuestos a profundizar nuestros vínculos con El Salvador y trabajar juntos en
el marco de la Estrategia de Causas Fundamentales de la Administración en
materia de buena gobernanza, seguridad ciudadana con el debido proceso,
prosperidad económica inclusiva y derechos humanos”, indicó el
Departamento de Estado en una declaración.
Y es que el presidente, Nayib
Bukele, tiene la gran responsabilidad de responderle a sus votantes y detractores,
por igual, con resultados. Cambiando la imagen que se tiene del último presidente
salvadoreño reelecto. El dictador y general Maximiliano Hernández
Martínez, quien gobernó entre 1931 y 1944, y dejó el poder tras una huelga
general en las calles.
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