Diez
días después de que el cardenal Robert Prevost fuera elegido por sus compañeros
cardenales en el cónclave. Tras dos días de votaciones, este domingo 18 de
mayo, ya no se vio el humo blanco. Si no que el mundo presenció la
entronización del ahora papa León XIV.
Frente
a 200.000 feligreses y con la participación de 150 delegaciones de todo el
mundo y en plena Plaza de San Pedro. Se dio inicio a la ceremonia de
envestidura del papa León XIV como cabeza de la Iglesia Católica. El
representante de Dios en la tierra y líder de 1.500 millones de creyentes.
El papa inició el día de su
entronización con un recorrido por el Vaticano, en el que saludó y bendijo a
miles de feligreses. En esta solemne
fiesta incluyo la eucaristía dirigida por el propio papa. Durante
la ceremonia le fueron entregados al sumo pontífice dos importantes símbolos
para el comienzo del ministerio petrino, el palio y el anillo del pescador.
Tres representantes de las
órdenes de diáconos, presbíteros y obispos se acercaron a León XIV. El cardenal
Mario Zenari le impuso el palio mientras Luis Antonio Tagle le entregó el
anillo del pescador, el símbolo de San Pedro, el primer papa de la fe católica.
En el interior del anillo está
grabado el nombre de León XIV, mientras que en el exterior se representa a San
Pedro con las llaves y la red, símbolos de su misión apostólica. Esta imagen
hace referencia al apóstol pescador que, confiando en la palabra de Jesús, echó
las redes desde la barca y recogió la pesca milagrosa.
El Anillo del Pescador tiene
un valor simbólico profundo: actúa como sello que autentica la fe, una misión
encomendada a Pedro según el Evangelio de Lucas y que ahora se transmite
también al nuevo pontífice.
En tanto, el Palio,
que es una estrecha banda de lana blanca que se apoya sobre los hombros, encima
de la casulla, la vestidura litúrgica, simboliza al obispo como buen pastor y,
al mismo tiempo, al Cordero de Dios crucificado por la salvación de la
humanidad.
Durante la eucaristía, el papa
León recordó a su predecesor así: «En estos últimos días, hemos vivido un tiempo particularmente
intenso. La muerte del Papa Francisco ha llenado de tristeza nuestros corazones
y, en esas horas difíciles, nos hemos sentido como esas multitudes que el
Evangelio describe «como ovejas que no tienen pastor» (Mt 9,36).
Precisamente en el día de Pascua recibimos su última bendición
y, a la luz de la resurrección, afrontamos ese momento con la certeza de que el
Señor nunca abandona a su pueblo, lo reúne cuando está disperso y lo cuida
«como un pastor a su rebaño» (Jr 31,10).»
También hubo tiempo para
recordar cómo fue su elección y la responsabilidad que ahora tiene.«Fui
elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a
ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su
alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a
todos unidos en una única familia.
Amor y unidad: estas
son las dos dimensiones de la misión que Jesús confió a Pedro.»
Posteriormente, en el interior
de la Santa Sede del Vaticano, se realizó el saludo protocolar de los
representantes de las delegaciones ante el papa.
Participaron líderes de
diversos países, entre ellos los presidentes de Ecuador, Daniel
Noboa; de Paraguay, Santiago Peña; de Perú, Dina Boluarte, además del
presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski; el presidente de Israel, Isaac
Herzog; los reyes de España, Felipe VI y Letizia.
Y podía faltar una nutrida delegación
de los Estados Unidos, país que vio nacer en Chicago, Illinois hace 62 años al
cardenal Robert Prevost, hoy papa León XIV. Entre los asistentes estuvieron el
vicepresidente de ese país, J.D. Vance, y Marco Rubio, secretario de Estado de
los Estados Unidos.
Y una sorpresa más, el hermano
mayor del papa León XIV, Louis Prevost. Quien hizo la fila como todos para
saludar a su hermano menor, que ahora es el papa de la Iglesia Católica, y lo
saludó con un caluroso abrazo.
Pero el hermano del papa no
fue el único afortunado de cruzar algunas palabras con el papa. Solo dos
delegaciones tuvieron tiempo para tener una audiencia corta con el pontífice.
La delegación de Perú con la
presidenta, Dina Boluarte, ya que el papa ha desarrollado su labor pastoral en
ese país por más de 30 años. En la Diócesis de Chiclayo y además decidió tomar la
nacionalidad peruana en el año 2015.
La otra delegación que tuvo unos momentos para hablar con el papa León XIV fue Ucrania, con el presidente Volodimir Zelenski a la cabeza. Donde hablaron de la Cumbre de Paz que busca acercar a Rusia , para dar fin a la guerra de 3 años entre estas naciones. Y en las que el Vaticano ha expresado su intermediación para los diálogos.
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