Este
sábado, hacia las 05:00 pm hora local, el precandidato presidencial colombiano
Miguel Uribe fue objeto de un atentado a bala. Mientras participaba de un mitin
político en el occidente de Bogotá, en el barrio Modelia. Recibiendo tres disparos
de arma de fuego. Dos en la cabeza y uno más en su pierna izquierda.
Estremeciendo
las bases de su partido político: Centro Democrático, fundado por el
expresidente, Álvaro Uribe Vélez, con el que no tiene ninguna relación familiar,
además de su apellido. Así como el de un país polarizado entre la derecha y la izquierda.
De
inmediato, el precandidato Miguel Uribe fue trasladado de urgencia a un centro
médico cercano. Con ayuda de sus colaboradores y su esquema de seguridad, fue transportado
en una ambulancia que pasaba por el lugar.
En
medio de gritos y consternación de los al evento. En plena vía pública quedaron
los rastros del ataque sicarial. De rojo quedaron teñidas las calles y varios vehículos
luego del atentado. En el que tres asistentes también resultaron heridos.
Mientras
eso sucedía, los escoltas de Uribe y seguidores persiguieron al atacante. Uno de sus escoltas alcanzó a herirlo en una
de sus piernas, para posteriormente, con ayuda de la policía y un grupo de
personas, aprehenderlo calles más tarde.
Mayúscula
sorpresa se dieron los organismos del estado. Cuando se percataron de que el atacante
era un menor de edad, entre los 14 y 16 años de edad. Que portaba una pistola Glock 9 mm de fabricación austriaca.
De
inmediato, los videos, tanto del ataque como de la captura del sicario, se
replicaban en las redes sociales. Mientras, los canales nacionales y locales informaban
minuto a minuto el ataque contra el senador Miguel Uribe.
Tan
solo dos horas antes del atentado, el país permanecía en zozobra. Hacia las 3 de la tarde, el precandidato del Centro Democrático
había publicado un trino en el que advertía que demandaría por prevaricato a
los ministros que firmaran el decretazo de Petro. Que buscaba con una “consulta
popular” pasar por encima del Senado de la República. Fue su última publicación antes del crimen.
Una hora y media después
del atentado. Los medios de comunicación reportaban que Miguel Uribe, de 39 años,
estaba ingresado en la Clínica Medicentro, a tan solo 5 minutos del lugar del
ataque.
Una vez allí, fue
estabilizado y controlado el sangrado producto de sus graves heridas. De inmediato,
empezó el desfile de personalidades nacionales de la política colombiana.
Precandidatos, expresidentes y ministros buscando dar cuenta de la salud de
Miguel Uribe.
Dada la gravedad
de los hechos y con el tiempo en contra. Los familiares de Uribe, entre ellos su
esposa, María Claudia Tarazona. Ordenaron el traslado a la Fundación Santa Fe, hacia
las 8.00 pm, en un recorrido por tierra que tomó 26 minutos desde el occidente
hacia el norte de Bogotá. Con una caravana de 15 vehículos que abrió paso por
las calles capitalinas.
Una vez internado,
fue recibido por todo el equipo médico de urgencias. Ingresando de inmediato a cirugía
bajo las manos del neurocirujano, Dr. Fernando Hakim, quien intervino a Uribe, saliendo
de la operación hacia la medianoche.
A esa misma hora
se dirigió a los colombianos el presidente de la República, Gustavo Petro, quien
habló por cerca de 30 minutos.
«Todos los
protocolos, al máximo nivel (...) se tienen que concentrar ahora en descubrir
quién es el asesino intelectual. «Habrá responsables, empezando por los
responsables de su seguridad», escribió Petro en
su cuenta oficial de X.
Veinticuatro horas
después del crimen, Uribe sigue internado bajo pronóstico reservado. Simpatizantes,
amigos y familia realizan cadenas de oración. Mientras líderes políticos de
Colombia, Latinoamérica, Estados Unidos y el mundo rechazan este cobarde
ataque. Al tiempo que llaman al presidente Petro a moderar su discurso y evitar
la polarización.
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