El portaaviones USS Gerald R. Ford llega al Caribe en medio de tensiones con Venezuela

El portaaviones USS Gerald R. Ford, saliendo de la Base Naval Norfolk, en Norfolk, Virginia, el 23 de junio de 2025. (AP foto/John Clark)

Este domingo llegó a las costas del mar Caribe, muy cerca de Venezuela, un gigante, una ciudad flotante, el portaaviones estadounidense USS Gerald R. Ford. Una demostración de poderío de parte de una de las grandes superpotencias del mundo: Estados Unidos.

La orden vino de voz del mismo presidente estadounidense, Donald Trump. En la que insiste es una operación antidroga contra los carteles de la droga en el Caribe y también en el Pacífico. Que también se le considera una táctica de presión contra el dictador venezolano, Nicolás Maduro.

Ya que, desde principios de septiembre, los ataques estadounidenses han matado a al menos 80 personas en 20 ataques contra pequeñas embarcaciones acusadas de transportar drogas en el Caribe y el océano Pacífico oriental.

El portaaviones acompañará a la Unidad Expedicionaria 22 a bordo del USS Iwo Jima, como parte de la operación militar Southern Spear (Lanza del sur), que está relacionada con la lucha de Washington contra el narcotráfico originado en Latinoamérica y que se presenta en un momento marcado por la creciente presión del Gobierno de Donald Trump sobre Venezuela.

El USS Gerald R. Ford es el portaaviones más grande del mundo, con capacidad para 4.500 tripulantes y 70 aviones, y es considerado por la Marina de Estados Unidos como la “plataforma de combate más capaz, versátil y letal del mundo”.

El Gerald R. Ford, que mide más de 335 metros de largo y funciona con energía nuclear, cuenta con un sistema pionero de catapulta de aviones para el despegue electromagnético, radares avanzados y reactores nucleares, que alimentan ininterrumpidamente los motores del navío.

Prueba de ello es que este mismo domingo el Comando Sur de los Estados Unidos confirma que el pasado sábado 15 de noviembre se realizó una operación contra narcolanchas en el Pacífico.

Bajo las órdenes del secretario de Guerra, Pete Hegseth, se ordenó un bombardeo en el que tres supuestos narcoterroristas fueron dados de baja. Debido a que se tenía información de que la lancha transportaba estupefacientes.

El Comando Sur confirmó que «tres narcoterroristas varones a bordo del buque murieron». El buque traficaba estupefacientes en el Pacífico Oriental y fue atacado en aguas internacionales».

Esto refuerza la necesidad de que el portaaviones Ford refuerce las operaciones en la zona. Bajo el nombre clave “Lanza del Sur”. Con un total de 12.000 soldados, 12 buques de la Armada, aviones, helicópteros y drones.

«El despliegue del equipo de ataque del USS Gerald R. Ford representa un paso crítico en reforzar nuestra solución de proteger la seguridad del hemisferio occidental y la del territorio americano», afirmó el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, el almirante Alvin Holsey.

Por otra parte, el secretario de Estado, Marco Rubio, ha dicho que Estados Unidos no reconoce a Maduro ―ampliamente acusado de robar las elecciones del año pasado― como líder legítimo de Venezuela. Rubio ha calificado al Gobierno venezolano de «organización de transbordo” que coopera abiertamente con los narcotraficantes».

Mientras, Nicolás Maduro, que enfrenta cargos de narcoterrorismo y por quien Estados Unidos tiene activa una recompensa de US$50 millones de dólares. Afirma que «el Gobierno estadounidense está “fabricando” una guerra contra él». Anunció recientemente una movilización “masiva” de tropas y civiles para defenderse de posibles ataques estadounidenses.

La administración Trump ha insistido en que «el aumento de buques de guerra se centra en detener el flujo de drogas hacia Estados Unidos», pero no ha presentado pruebas que respalden sus afirmaciones de que los fallecidos en los barcos eran "narcoterroristas".

Trump ha indicado que la acción militar se ampliaría más allá de los ataques por mar, afirmando que Estados Unidos «detendría la entrada de drogas por tierra».

Lo único cierto es que, ya sea por mar o por tierra, Estados Unidos continuará su ofensiva contra el narcotráfico. Además de presionar una posible salida del poder del presidente venezolano, Nicolás Maduro. La última decisión la tiene Trump.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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