El sábado en la noche, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, anunció un nuevo ataque contra una lancha en el Caribe. Tan solo 24 horas después de que el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, pidiera el fin de estas acciones, las cuales calificó como «violatorias del derecho internacional».
En esta nueva incursión de la
Marina de los Estados Unidos la autorizó el propio presidente estadounidense,
Donald Trump. Según el propio secretario Hegseth: «El ataque se realizó
en aguas internacionales».
De
igual forma, detalló que «ningún miembro de las fuerzas
estadounidenses resultó herido». Señalando que «los
narcotraficantes estaban introduciendo drogas en nuestras costas para envenenar
a los estadounidenses».
Estas
operaciones se enmarcan en el despliegue de barcos, buques y marines
estadounidenses en el mar Caribe. Así como aviones enviados desde Puerto Rico
en una ofensiva de Washington contra los grupos narcotraficantes. Principalmente,
frente a las costas venezolanas.
Sumando
con este ataque, 16 bombardeos estadounidenses contra presuntas
embarcaciones de tráfico de drogas en el Caribe y el Pacífico. Que ya han
causado la muerte de más de 65 personas en las últimas semanas, lo que ha
provocado críticas de gobiernos de la región.
En
esta última operación, el secretario Hegseth afirmó en su red social X: «Esta embarcación, como todas las demás, era
conocida por nuestra inteligencia por estar involucrada en el contrabando
ilícito de narcóticos».
«Tres hombres
narcoterroristas estaban a bordo de la embarcación durante el ataque, efectuado
en aguas internacionales», agregó.
Estas operaciones, han puesto
con los nervios de punta, al presidente venezolano, Nicolás Maduro. Quien señala
a Trump y a los Estados Unidos de querer derrocarlos y buscar así un cambio de régimen
en ese país.
Sumado a que la semana pasada
el presidente Donald Trump afirmó que descartaba realizar ataques a
objetivos militares en Venezuela y Colombia.
Y es que con el paso de los
días, tanto en Estados Unidos como en el Caribe, señalan que estas operaciones
son “ejecuciones extrajudiciales”.
El ataque de este sábado
revela las intenciones de Washington de continuar con su polémica operación antidrogas.
Horas antes de que se conociera que otra embarcación fue blanco de un misil
estadounidense, se supo que la flota que se encuentra en el Caribe fue
reforzada.
El USS Gettysburg, un crucero
lanzamisiles, llegó a la zona a finales de la semana procedente de Virginia y
se sumó al USS Lake Erie, informó el diario The Washington Post.
Asimismo, para los próximos
días se espera la inminente llegada del portaaviones USS Gerald Ford, el
más moderno y grande de la flota estadounidense. Este buque irá acompañado de
otros tres destructores, aseguraron desde el Centro de Estudios Estratégicos e
Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés).
La cantidad de material bélico
y de hombres desplazados a la zona permite al presidente Donald Trump ordenar "ataques
inmediatos dentro de Venezuela", se lee en un análisis publicado a
finales de octubre.
Ya que la escalada de acciones
ofensivas también se amplía al lenguaje con diversas acusaciones como: “El cartel de los Soles es un invento
de ellos (EE. UU.)", declaró en agosto pasado el ministro del Interior
venezolano, Diosdado Cabello, quien también es señalado por las autoridades
estadounidenses de formar esta organización del narcotráfico.»
Para
las autoridades venezolanas, la lucha contra el narcotráfico es solo una
excusa, y consideran que el verdadero propósito del despliegue militar es
provocar un cambio de régimen en el país suramericano. Así
como tomar el petróleo venezolano.
Lo único cierto es que los
bombardeos de Estados Unidos seguirán en el Caribe y el Pacífico. Por lo menos,
mientras el presidente Trump continúe en la Casa Blanca.
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